DESASTROSA OPERACIÓN DEL BANDO CRISTIANO EN 1560

Los Gelves, la mayor derrota del Imperio

Como todos los imperios que aspiran a ser omnipresentes, pretensión absurda, la Corona española también protagonizó graves tropiezos. En la Isla de Los Gelves (Djerba), el Imperio sufrió una inmensa derrota frente a los otomanos, con más de 10.000 bajas

Etiquetas> batallas terrestres
Asedio a la isla de Malta
Twittear Autor: Duque de Alba

El Mediterráneo dio pocas alegrías en el siglo XVI hasta el Rescate a Malta y la batalla de Lepanto. El victorioso encuentro en el golfo de Lepanto fue una inesperada excepción tras décadas de penuria. Pero de entre todos los desastres, algunos tan dolorosos como la Jornada de Argel de 1541, ninguno fue tan trágico como el desembarco a la isla de Los Gelves en 1560.

Djerba, también conocida como Los Gelves, es la isla más grande del Norte de África y un escenario clave en los choques entre Occidente y Oriente. Djerba vio sucederse a normandos de Sicilia, aragoneses, españoles y otomanos enfrentados durante cuatro siglos por 514 km de terreno. A principios de la Edad Moderna, el Imperio Otomano ayudó a los corsarios berberiscos a establecer una base en la isla para lanzar desde allí sus ataques. Sin embargo, España no estaba dispuesta a ceder una isla con tanto valor estratégico.

Fernando el Católico fue el primero en el siglo XVI en retomar la fijación española por la isla. Tras tomar Orán, Bugía, Trípoli y Argel, la Monarquía española puso sus ojos sobre Djerba en 1510. Al ejército aragonés de Pedro Navarro, cabeza de la campaña, se sumaron 7.000 castellanos al mando de García Álvarez de Toledo –padre del célebre III Duque de Alba– para iniciar el desembarco. El calor, la falta de agua y la inexperiencia de García Álvarez de Toledo desembocaron en el grave "Desastre de los Gelves" de 1510. Cuatro mil hombres murieron durante una improvisada marcha por el desierto, entre ellos Álvarez de Toledo. La muerte de su primogénito sacudió de lleno a la Casa de Alba y marcaría la infancia de Fernando Álvarez de Toledo, cuyo odio acérrimo al Imperio Otomano tiene su germen entonces.

Giovanni Andrea DoriaGiovanni Andrea Doria

Los Gelves pasó a la soberanía española en distintos periodos: de 1520 a 1540 y de 1551 a 1560. No obstante, el dominio de la isla siempre fue más nominativo que real. El Imperio Otomano controlaba el Mediterráneo con una superioridad insultante y, en 1558, Pialí lo demostró arrasando Menorca a placer. Ante la catástrofe, Felipe II apeló al papa Paulo IV y a sus aliados católicos para preparar una expedición combinada contra Trípoli en 1561, ciudad arrebatada por el corsario Dragut a la Orden de San Juan (trasladada entonces a la Isla de Malta) una década antes.

Aunque las cifras sobre las fuerzas reunidas en las cercanías de Trípoli han sido objeto de manipulación, sí existe cierto consenso sobre el número de barcos reunidos: en torno a 50 galeras y unas 40 embarcaciones menores. Por su parte, la coalición estaba formada por Génova, España (con fuerzas de Nápoles y Sicilia), Florencia, los Estados Pontificios y los Caballeros Hospitalarios.

El primer problema surge cuando los preparativos se alargaron tanto como para sepultar el factor sorpresa. Todo ello dará tiempo a Estambul a preparar una enorme flota para contragolpear. Sancho de Leyva, encargado de las galeras de Sicilia (emplazadas en la Armada hispánica), escribió a Felipe II quejándose de la tardanza:

“Yo no he tardado de decirle al duque de Medinaceli muchas veces que en la brevedad del tiempo consistía el mayor bien de esta empresa y que la dilatación era la mayor dificultad… que no parece que ha habido parte de Italia de donde no se haya traído gente y otras provisiones”.

Giovanni Andrea Doria –asistido por el célebre Andrea Doria que murió a los 94 años poco después de los preparativos– se encargó de capitanear la flota reunida en Messina. Previa parada en Malta a causa del mal tiempo –donde se perdieron a 2.000 hombres por enfermedad–, la flota arribó en la costa de Trípoli a finales de febrero de 1560. Allí, la timidez de Doria, siempre temeroso de tomar riesgos (en la noche anterior a Lepanto fue el único que recomendó evitar el enfrentamiento), causó una desordenada retirada donde primó el sálvese quien pueda.

No obstante, el grueso de la flota se dirigió a Los Gelves donde desembarcaron sin oposición. Juan de la Cerda, duque de Medinaceli y general de las fuerzas españolas, ordenó que se levantara un fuerte en el norte de la Isla. Dicho fuerte debía estar finalizado en el plazo de varios meses. Los turcos, sin embargo, no estaban por la labor de verlo terminado. 

Llegada sorpresa de la flota otomana

Piali Pacha al mando de 86 galeras se presentó el 11 de mayo y en cuestión de horas hundió más de la mitad de la flota cristiana. Aunque con el viento en contra pocas galeras pudieron escapar al ataque sorpresa, entre las privilegiadas estaban las embarcaciones de Giovanni Andrea Doria y el duque de Medinaceli. A su espalda dejaban a 2000 hombres atrincherados entre los incipientes pilares del fuerte y abandonados a la suerte.

Ataque de los autóctonos de Túnez, tapiz de la serie ordenada por Carlos V
Ataque de los autóctonos de Túnez, tapiz de la serie ordenada por Carlos V

Tras tres meses de un asedio desigual, la guarnición de Los Gelves se rindió el 31 de julio de 1560. Durante la resistencia extrema vivida por esos 2.000 hombres, el maestre de campo Álvaro de Sande se alzó como un líder incombustible y encabezó una última salida desesperada días antes de la rendición. Una vez tomados los pozos de agua cercanos por los turcos, nada quedaba por hacer.

Los 1.000 soldados que aún sobrevivían en julio fueron aniquilados o, en el mejor de los casos, llevados cautivos a Estambul. Y sus cabezas se emplearon para levantar una pirámide de huesos y calaveras recubiertas con tierra de la playa. Este monumento a la muerte estuvo visible hasta 1848, cuando el cónsul británico ordenó que los restos fueran trasladados a un cementerio católico.   

En total, las bajas cristianas fueron superlativas: 30 galeras hundidas, más de 10.000 muertos en el transcurso de toda la operación y 5.000 prisioneros. Entre estos, Piali se llevó a Estambul a los más selectos entre los que se incluían: Berenguer de Requesens, Sancho de Leyva, Lope de Figueroa, Sancho Dávila, Rodrigo de Zapata y Álvaro de Sande.

Escudo de Álvaro de SandeEscudo familiar de Álvaro de Sande

Aunque la mayoría fueron rescatados en poco tiempo, solo la intervención de Carlos IX de Francia, aliado del Imperio Turco, y el pago de 60.000 escudos de oro pudo convencer al sultán de que soltara a su pieza más valiosa: Álvaro de Sande.

Nacido en Cáceres en 1489, Álvaro de Sande se pasó su vida al servicio de los ejércitos de Carlos V (incluso participó en Mülhberg en 1549), y a los 70 años se entregó a combatir a los piratas turcos en el Mediterráneo. Después de vivir 5 años en la torre negra de Estambul fue liberado en 1565, tras lo cual retomó su actividad militar en el Mare Nostrum y encabezó ese mismo año el rescate a Malta. Hasta su muerte continuó recordando con tormento el horror vivido en Los Gelves:

“Mataron delante de mis ojos al capitán don Jerónimo de Sande, mi sobrino, otros amigos y muchas personas muy queridas”

El enorme desastre de Los Gelves causó el pánico por toda la Cristiandad y España decidió desalojar Orán, su plaza más avanzada en África por considerarla indefendible. Pese a todo, la guerra de los otomanos en Persia impidió que el sultán lanzara todos sus recursos para dar un golpe letal a las posesiones hispánicas. Así y todo, el desastre sirvió para que Felipe II se percatara de la envergadura del problema en el Mediterráneo. El Imperio comenzó una intensa reforma de su flota de galera que dio por resultado la derrota otomana en Malta en 1565 y años después la célebre victoria de Lepanto. La noche es más oscura antes de empezar a amanecer.   

Prueba de la repercusión de la batalla son las numerosas obras literarias que mencionan la derrota cristiana. Luis de Góngora y Argote, que nació justo ese año, relata:

En los Gelves nací, el año
Que os perdistes en los Gelves,
De una berberisca noble
Y de un turco matasiete

 

Fuentes:

- Fernando Martínez Laínez, La Guerra del turco, editorial EDAF 2010

- La imagen empleada en la portada corresponde a la serie de tapices de la Conquista de Tunez, sin ninguna relación con Los Gelves

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