LA INVENCIBLE INGLESA

Drake-Norris Expedition, la Contraarmada

Inglaterra también tuvo su propia Armada Invencible... Y fue derrotada por los españoles. La llamada Contraarmada que Isabel I tuvo bien en estampar contra nuestras costas en 1589 aprovechando la supuesta debilidad de las fuerzas hispánicas.

Etiquetas> batallas navales
Drake falleció en el trascurso de la expedición porteior al Caribe

 

 

Twittear Autor: Diego Cortecero

Este tipo de batallitas no se cuentan en las escuelas. Son de esas cosas que la gente conoce de oídas el empiece, y después saca una conclusión que está lejísimos de lo que ocurrió en realidad. Es algo normal si vives en la ignorancia. A lo que me refiero con esto es a la Guerra Anglo-Española acontecida entre los años 1585-1604.

¿Qué es lo que sabe la gente normalmente? Una versión muy incompleta de lo que esta guerra supuso. Todo el mundo es capaz de decir que España creó la denominada “Armada Invencible”, con más de cien barcos cargados de tercios; envió sus tropas para tomar la capital del enemigo, y los ingleses jugaron a hundir la flota española. Con esto se crea una imagen de derrota española (incierta, por supuesto), y además no deja que se hable de que aquello fue sólo una batalla y no la guerra completa, cuya victoria fue contundente por parte de los españoles.

Para empezar hay que corregir ciertas erratas en esta leyenda urbana tan extendida por todas partes. Lo primero que hay que decir de esta guerra es que en ningún momento es iniciada por España, sino que los ingleses van viendo como el Imperio Español es cada vez más fuerte, poderoso y rico (“El sol no se pone en mi imperio” había dicho ya el rey español Felipe II), y deciden tomar medidas. El oro no paraba de llegar de América y la reina de Inglaterra, Isabel I, decidió llevar a cabo una serie de subvenciones a piratas (que pasaban a denominarse corsarios al trabajar para el Estado, hoy día serían funcionarios) para que se dedicasen a atacar barcos españoles y robarles los, tan valiosos, metales preciosos. Curiosamente al hablar de este tema, hay que decir también que los anglosajones demostraban poco valor al realizar sus ataques desde la distancia usando sus cañones pedreros. Lo cierto es que los tercios españoles eran tan temidos en toda Europa que nadie quería batirse con ellos cuerpo a cuerpo. Así pues, mientras los nuestros se las ingeniaban para abordar a todo navío que les disparaba, y así empezar con las cuchilladas; los ingleses preferían la seguridad que les otorgaba la lejanía (quizás ello explique la diferente estructura de los barcos ingleses y las galeras españolas).

Felipe II, harto de estos ataques (entre ellos aquel dirigido por Drake a las costas de Cádiz en 1587, rompiendo el periodo de paz acordado por ambos bandos) decide crear una flota militar con la intención de invadir Inglaterra y destronar a su reina, Isabel I. Esto ocurre en el año 1588. Fueron ciento veintisiete barcos los que salieron de Lisboa (por aquel entonces toda Portugal era española) dirigidos por Alonso Pérez de Guzmán. Todo hay que decirlo, esta flota nunca se llamó Armada Invencible. Los españoles le pusieron el nombre de La Gran Armada, haciendo referencia al gran número de navíos por los que estaba formada. El otro apelativo (mucho más conocido que el original, por cierto) se lo pusieron los ingleses, ya después de la batalla en la que salieron victoriosos, con la intención de engrandecer su leyenda y así mofarse de los nuestros.

¿Fue una victoria inglesa? Sin duda, pero hay mucho que matizar en este aspecto. Ya he dicho el número de naves españolas que salieron de Lisboa, ciento veintisiete. Después fueron derrotados al rodear las islas británicas y, pese a ello, volvieron a las costas de La Coruña y Santander ochenta y siete barcos. Tres cuartas partes de los enviados. Por tanto no podemos hablar de una durísima derrota española. Sería una batalla más de una guerra cuyo final estaba aún lejos, y que concluiría con una victoria española. No obstante, todo hay que decirlo, los ingleses consiguieron frustrar la invasión de los tercios de Felipe II.

Flota inglesa del periodo
Cuadro sobre el encuentro de una flota inglesa del periodo.

Como ya he dicho, aquello fue una guerra, y perder una batalla no pone fin al asunto. Fue un año después, en 1589, cuando la reina Isabel I, en un momento de euforia tras haber ganado a los españoles (el ejército más fuerte y temido en el mundo por aquellos años) decide crear su propia flota, que fue denominada Armada Invencible Inglesa o Counter Armada (Contra Armada). Su objetivo era acabar con la gran cantidad de naves españolas que habían sobrevivido a la derrota del año anterior. De este modo mermaría considerablemente la capacidad española por mar, consiguiendo una hegemonía marítima (al menos temporal) y obtendría mayor ventajas para robar el oro proveniente de América. También tenían pensado provocar una rebelión en Portugal para que se independizase de España y anexionarse las Azores (casi nada).

Pobres ilusos. Sus barcos, dirigidos por Sir Francis Drake, atacaron en La Coruña y en Lisboa, en ese orden. Fueron rechazados y derrotados por los españoles, lo cual era lo más lógico. Aquel magnífico plan se convirtió en una derrota de los ingleses sin precedentes y supuso un enorme fracaso para ellos totalmente comparable con la derrota española el año anterior. Y el que hasta entonces era una héroe nacional inglés, por dirigir las naves británicas, Drake, cayó en desgracia.

Monumento a Maria Pito en La CoruñaMaria Pita

Lo que ocurrió en La Coruña fue digno de recordar. La defensa de la ciudad dejaba mucho que desear, y tras avistar al enemigo, los gallegos prendieron fuego a la Torre de Hércules para así avisar del peligro a toda la comarca. El Marqués de Cerralbo, gobernador de la ciudad, reunió como pudo a toda prisa a los pocos hombres con los que contaba (no llegaban a mil quinientos), a lo que habría que añadir la decisiva colaboración civil. Los ingleses llegaron a tomar parte de la ciudad, desembarcando su artillería, pero fue en la parte superior donde se toparon con las murallas españolas. Fue aquí cuando se hizo famosa la que después se convirtió en toda una heroína: María Pita. Ella se encontraba tras las murallas, y cuando los ingleses mataron a su marido durante el combate, decidió pasar a la acción: Mientras un alférez inglés arengaba a las tropas, ella se abalanzó sobre él con una pica y lo atravesó, causando su muerte en el acto. Esto desmotivó mucho a las tropas británicas y supuso un duro golpe para ellos. Poco después se produjo su retirada. Esta mujer, María Pita, fue nombrada alférez perpetuo por Felipe II.

Tras la retirada inglesa con el posterior rechazo de Lisboa, el militar español Martín Padilla inició una persecución con siete galeras a los barcos ingleses por el Océano Atlántico. Los españoles consiguieron apresar cuatro buques y causar la muerte de quinientos treinta ingleses e hicieron más de cien prisioneros.

Hay que decir que esta derrota inglesa está considerada como uno de los mayores desastres militares de la historia de Gran Bretaña; solo superado por la Batalla de la Oreja de Jenkins, en Cartagena de Indias, también contra los españoles. Parece ser que de los 18.000 soldados ingleses, sólo 5.000 volvieron a su país. A lo cual hay que añadir la numerosa pérdida de barcos. Inglaterra inició investigaciones para averiguar el motivo de su derrota, pero al poco tiempo quiso ocultar la realidad por motivos propagandísticos.

Tras esta victoria, España reorganizó su ejército militar rápidamente consiguiendo de nuevo estabilidad y hegemonía marítima. De hecho varios historiadores han defendido que incluso se posicionó como una potencia marítima muy superior a la que poseía anteriormente. Esta supremacía española duró prácticamente cincuenta años más. Algo poco usual en la época.

Por hacer una última comparación, hay que decir que durante este conflicto murieron aproximadamente 900 españoles, incluyendo civiles, y en el bando inglés, las víctimas fueron más de 15.000, a lo que habría que añadir un elevadísimo número de desertores (se calcula que más de 5.000).

La Guerra Anglo-Española, acabó en 1604, con el Tratado de Londres, donde se acordaba una victoria española. Esto supondría que España se convirtiese en la mayor potencia terrestre y marítima hasta la Guerra de los Treinta Años.

 

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