Tweet Autor: Una pica en Flandes

Relatan que en una visita diplomática de Publio Cornelio Escipión "el Africano" a la ciudad de Efeso, donde Aníbal Barca –entonces exiliado de Cartago– servía de consejero militar del Imperio Seleucita, los otrora rivales tuvieron una despreocupada discusión sobre historia militar. Mientras compartían los baños públicos, Escipión preguntó a Aníbal, ¿cuál era, en su opinión, el más grande general? A lo Aníbal respondió: «Alejandro Magno».

Escipión estuvo de acuerdo, poniendo igualmente a Alejandro en primera posición. Después, preguntó a Aníbal a quién colocaría a continuación. Éste respondió que a Pirro, porque consideraba que la primera virtud de un general era la audacia. Precisó que «sería imposible encontrar dos reyes más atrevidos que ellos».

Sin embargo Escipión se sintió algo molesto ante esta respuesta pues aguardaba encontrar algun romano en las primeras posiciones. No obstante, preguntó al cartaginés a quién colocaría en tercera posición, esperando que le concediera ese privilegio. Pero Aníbal respondió: «Yo mismo, en mi juventud he conquistado Hispania y he atravesado los Alpes con un ejército, hechos que han sucedido por primera vez desde Heracles. He atravesado Italia y habéis temblado de terror, obligándoos a abandonar cuatrocientas de vuestras poblaciones, y a menudo he amenazado vuestra ciudad con extremo peligro, todo ello sin recibir dinero ni refuerzos de Cartago».

Como Escipión vio que el púnico estaba dispuesto a seguir autopromocionándose dijo riendo: «¿En qué posición te colocarías, Aníbal, si no hubieras sido derrotado por mí?» Aníbal notó sus celos y respondió: «En ese caso me habría colocado por delante de Alejandro».

Tras la conversación, Aníbal pidió a Publio Cornelio Escipión que fuera su invitado en su residencia. A pesar de haber vivido una década de enemistades, ambos generales se guardaban una admiración a prueba de rivalidades.

Y curiosamente ambos padecieron la ingratitud de sus países y terminaron exiliados de los lugares que tanto se afanaron en proteger. Terminaron por ser enemigos íntimos.